30.9.14

Grasa de sandalia

El clímax de la firma de Artur Mas del decreto de convocatoria de su referéndum ha sido en verdad un anticlímax. La esperábamos, pero sobre su obscenidad se impuso el absurdo, esos vacíos de lo real cuando se pone bobo. A mí me pilló camino de Segovia, donde intervenía Arcadi Espada en uno de los actos del Hay Festival. Al saludarlo vi que tenía una arañita trepándole por el hombro, quizá camino de sus greñas, y pensé en la simbología de las épocas pasadas. Pero me limité a quitársela con la mano, sin interpretación.

Las fotos de la firma las vi luego en el iPhone, mientras intervenía Espada, hablando no de Cataluña sino de periodismo. Me pareció vulgar, la firma. Y sentí pereza: una pereza sólida, como la que se tiene ante las necedades. Ni siquiera enfado ya, ni por supuesto escándalo: pereza. Como cuando uno va por la calle y aparecen los tunos. Solo que Mas y sus cómplices ni siquiera son unos tunos saltarines, sino sacerdotales, pomposos. Ponerse trascendentes con el "Clavelitos".

Estupor, quizá. Pereza y estupor. A lo que no me acostumbro es al contraste entre los trajes de funcionarios o ejecutivos y el golpismo de fondo. Todos esos señores hechos un pincel para cargarse un país democrático. El traje sí casa con la corrupción, y de hecho viene a ser su uniforme. Pero vestirse de institucional para transgredir lo institucional es algo que chirría.

En este sentido, solo había un elemento coherente allí: las sandalias de David Fernández, que parecen diseñadas para pisotear constituciones. Esa especie de tricornio de Tejero para el pie se alzó contra Rodrigo Rato, pero no contra Jordi Pujol en su comparecencia del día anterior a la firma. El carácter justiciero de las sandalias CUP viene regulado por el semáforo del nacionalismo, que le pone intermitencias a la lucha de clases.

Si no estuviéramos tan habituados al despropósito de estos últimos años, en que los enchaquetados ejercen de bandoleros, percibiríamos con nitidez que esas sandalias son el centro intelectual de la foto, el eje sobre el que pivota. Son la batuta de esta charanga regresiva. Y es en su grasa en la que se está cocinando este tostón.

[Publicado en Zoom News]