31.7.14

Las dos partes

A veces pienso si la pulsión por la simetría no tendrá que ver con ciertas tomas de postura ideológicas. En especial en oficios en los que la simetría resulta visible y por lo tanto constituye una fuerza que no se puede soslayar: con poder gravitatorio. Uno de esos oficios es el de viñetista. ¿En qué medida la simetría tira del viñetista a la hora de pronunciarse sobre un conflicto entre dos partes más o menos equivalentes, sin una clara diferencia de rango moral entre ambas? Cuando esta diferencia es clara, el viñetista dispone de otro elemento gráfico: la asimetría. Recurso perfecto para dividir el mundo entre buenos y malos. Pero cuando las diferencias son más sutiles, o más complejas, es la simetría la que se impone. Así ocurrió con El Roto hace unos meses y así ha ocurrido ahora con Forges. Ambos en El País y ambos sobre el temita catalán.

El asunto, como ya señalamos en la otra ocasión, es que son "dos partes" falsas. La simetría es aquí un recurso que se inventa una equivalencia: constituye una mentira. El diálogo entre Mariano Rajoy y Artur Mas no es un diálogo entre iguales: Rajoy representa una cosa y Mas otra; el primero la legalidad democrática vigente, el segundo la pretensión de saltársela. Hay también diferencias estructurales: la cosa que representa Rajoy incluye a la de Mas, mientras que la de Mas excluye a la de Rajoy. En la fórmula de Rajoy, por ejemplo, caben las dos banderas y las dos lenguas. En la de Mas solo cabe una bandera y una lengua. La realidad de Cataluña es compleja: en la fórmula de Rajoy, que es la de la España constitucional, se refleja esa complejidad; en la de Mas no. Son cuestiones básicas, elementales, pero que dinamitan toda simetría posible.

Otro ejemplo, de los muchos que van saliendo al paso, tuvo lugar en el programa La Brújula de Onda Cero, la semana pasada (audio aquí: parte 3, a partir del minuto 19:22). Carlos Alsina entrevistó a Xavier Brossa, el director de la consultora PwC en Cataluña, que presentó un informe según el cual los empresarios catalanes están mayoritariamente en contra de la secesión de Cataluña y "hacen un llamamiento desesperado al diálogo entre Mas y Rajoy". De nuevo la equidistancia y las "dos partes". Pero para que la encuesta pudiera tener ese resultado ha debido ser anónima. Y no por culpa de "las dos partes", sino solo de una de ellas. Evidentemente, de aquella con cuya fórmula se está en contra; y que tiene el suficiente poder de perjudicar a los díscolos como para que estos (aunque sean mayoría) no se atrevan a manifestarse a cara descubierta.

La simetría que tan bonita queda en la viñeta del viñetista es, pues, una construcción a medio camino entre la complacencia y el miedo. Quizá la de estos dos elementos sea la simetría verdadera que late por debajo del dibujo.

[Publicado en Zoom News]