17.4.14

La Semana del Terror

Yo practico el deporte de despotricar contra la Semana Santa, pero con un cierto alejamiento ya, sin implicarme. Y a veces, cuando algún amigo, con el que me enredo en las críticas, manifiesta su sueño de que se suprimiese, me veo de pronto defendiendo su existencia. En mí no hay un hilo directo entre la detestación y el ánimo de aniquilar. Yo detesto cosas a las que les deseo larga vida: para seguir detestándolas. Me va la dialéctica, porque es de donde extraigo gasolina (y fecundas INRItaciones).

Es sin duda una semana hórrida, como la ha llamado Arcadi Espada. Y Félix Bayón se refería a ella, sin abandonar la sonrisa, como la Semana del Terror. En esto no se equivocaba personalmente: porque murió en una. Ante todo, supone una pesadez para los que no estamos en el asunto. Amplias zonas de la ciudad son secuestradas; y desde ellas hay una expansión abusona de tambores. Pero la solución es líquida: irse a otra parte. Yo, que no suelo viajar en estas fechas, aprovecho para pasear por el extrarradio o por la costa. Y la interrupción de la ciudad queda compensada luego, cuando se vuelve a pasear por las calles de siempre con un cierto aire novedoso.

Las blasfemias por estas fechas son un clásico, entre la minoría literata. Haberlas practicado, de un modo más o menos inofensivo, constituye una vacuna saludable. Pero insistir en ellas es también una pesadez: bastante eclesiástica, por lo demás. En la Iglesia siempre ha inquietado más la indiferencia que la blasfemia, por más que a esta la haya combatido y reprimido. El blasmefo es un enemigo que, al fin y al cabo, habla su mismo lenguaje: el religioso. Por eso los católicos listos no dejarán de sentir ternura por nuestras entrañables procesiones de ateos, esas ovejas descarriadas que rinden su tributo al crucificado a su manera: este les ha determinado, para empezar, su plan del Jueves Santo. Además de que contribuyen a su imaginería tétrica.

Los que se escapan hacia el paganismo son los que se han ido limpiamente a la playa sin más. Aquellos para los que estos días solo son unas vacaciones.

[Publicado en Zoom News]