31.1.13

Vida en las nubes

Me desayuno con una de esas noticias que estropean los desayunos: resulta que hay vida en las nubes. Esto es como encontrarse gusanos en la manzana. Tantos años buscando vida en la Luna y en Marte, y al final la pasábamos de largo: la vida extraterrestre no estaba tan lejos... El 20% de lo que se creían “granitos de polvo y de sal” en las alturas son en realidad hongos y bacterias. El cielo tenía piojos.

Nuestro paradigma cambia de un modo que todavía no podemos calibrar. “Ir al cielo” será ir a un sitio manchadísimo, no solo con ángeles. “Estar en las nubes” vendrá a ser como estar en la selva, abriéndose paso con el machete. Tantos poetas, filósofos y místicos que han “elevado su mirada” para huir de las corrupciones de la tierra, en realidad estaban contemplando corrupciones parecidas. La sensación es de estafa: el cielo tampoco es un refugio.

¡Y los pintores! Todas esas nubecillas de las pinacotecas de repente son unas sábanas necesitadas de lavado. La contemplación se ha vuelto imposible. Al menos, la contemplación serena de las puras formas. Ahora miraremos las nubes sin poder eludir la consciencia de que allí dentro hay un zoológico. Los cielos velazqueños, tan relajantes, se han vuelto populosos: es una conmoción comprender que son los precursores secretos de la 13, Rúe del Percebe. (Serían colegas, pues, Ibáñez, Vázquez y Velázquez).

Así que no hay una división sustancial entre la tierra y el cielo. Mientras aquí crecía la burbuja del ladrillo, allí crecía una burbuja de bacterias y de hongos (y a ver qué pasa cuando estalle). Aunque esto en Madrid ya se sabía. El eslogan de la Movida, “De Madrid al cielo”, parece que se olía a qué huelen de verdad las nubes: a más movida. Pero el mayor damnificado es precisamente el mítico anuncio de Evax que dirigió Isabel Coixet y que se ha convertido, sin comerlo ni beberlo, en una guarrada.



[Publicado en Zoom News]