31.12.11

Felicidad belga

El nuevo Gobierno ha tenido la suerte de que el traspaso se ha producido en Navidad, por lo que en nuestro ánimo es como si siguiéramos sin ninguno. Incluso el tijeretazo de ayer (un auténtico tijeretazo de salida) parece en suspenso, porque aún nos tenemos que comer las uvas. Todo empezará mañana, o como muy tarde después de Reyes: la cuesta de enero va a ser este año un Mortirolo, y Rajoy, amante del ciclismo, tiene marcada la etapa. Una etapa que a lo mejor se prolonga el año entero. O más.

Para la Oposición, por su parte, la patata está en febrero. Por lo que vamos viendo, quien va a arrasar en el congreso del PSOE va a ser el PP. El zapaterismo lo ha dejado todo atado y bien atado: las neuronas que quedaban fueron despedidas hace tiempo y hoy el partido es un erial. El debate es imposible, porque el único servicio que podrían prestar los debatientes sería hacerse el harakiri, como si fueran procuradores franquistas. Y está claro que no se lo van a hacer. Lamento ser tan pesimista, pero el PSOE actual es como esas páginas que, según Borges, sólo podrían ser mejoradas mediante su destrucción.

En cuanto a mí, quisiera desengancharme bastante de la actualidad. Me ha gustado este mes y pico belga que hemos vivido, con ese desvanecimiento del poder en el traspaso. Ha sido como esos fundidos de transición de las películas, en que la imagen nueva se superpone a la antigua y hay un instante fantasmal. Los belgas estuvieron sin Gobierno 589 días, y yo quisiera embarcarme en un paréntesis así. Los tijeretazos irán cortándome, como a todos; pero que me lleguen al menos como saliendo de mi autoalgodón.

El español, sin embargo, no lo soportaría. Si se viera inmerso en una felicidad belga, o suiza, se tiraría pedos en el agua, o se precipitaría hacia la superficie para eructar. Durante este mes lo hemos visto en las tertulias: no teníamos Gobierno, pero los tertulianos (esos tecnócratas del sectarismo) seguían con la matraca. Y el tertuliano es la encarnación del español: el individuo que gritó “vivan las caenas”, que votó Disney en marzo de 2008 y que ahora le ha dado la mayoría absoluta al peor Rajoy posible, un Rajoy ya irremisiblemente contaminado de ZP (que es lo que el español quería).

El surrealista belga Louis Scutenaire, según le oí a Estrella de Diego, escribió que “mourir est un village”. Literalmente, “morir es un pueblo”; aunque la traducción correcta sería: “morir es un pañuelo”. Aquello es pequeño y todo el mundo termina encontrándose. Demasiado tiempo he estado detestando Bélgica, por mis pruritos baudelerianos. Ahora solo aspiro a esa felicidad. Tengo un amigo en Bélgica, pero no voy a preguntarle cómo están las cosas allí: porque mi felicidad va a consistir, simplemente, en no estar aquí.

[Publicado en Jot Down]

29.12.11

Dentro del iPod

Hace dos jueves, a esta hora, me encontraba dentro de mi iPod. En el viaje a Madrid había dejado todas las citas flotantes menos una: la de la Fundación Juan March. Y el jueves 15, a las siete y media, estaba sentado junto a mi amiga Beatriz para asistir a la conferencia de Guillermo Solana sobre "Los salones galantes en la pintura francesa del siglo XVIII". Un tema de qualité, aunque hubiese ido a lo que me hubieran echado; solo quería entrar al lugar del que han salido tantas conferencias caminadas. Esta tarde me he puesto el audio en casa, y lo he seguido con las ilustraciones, porque ambas cosas están disponibles en la web de la Fundación. Ha sido una experiencia de ida y vuelta. Como si afuera (¿afuera de dónde?) todavía estuviese Madrid. Y el invierno de Madrid. Y la noche por delante.

21.12.11

Precisión de Joyce

Paseo de tarde, algo más melancólico que el de ayer; temperatura suavísima. Llevaba el ejemplar de Alianza Cien de Los muertos, no como lectura sino como apoyo para las hojas desprendidas del moleskine. Pensaba tomar notas en un descanso. Se puso el sol, me senté. Antes de anotar abrí el librito y di en este pasaje, cuya precisión percibí por vez primera, a pesar de haberlo leído tantas veces:
–¿Y de qué murió tan joven, Gretta? ¿Tuberculosis?
–Creo que murió por mí.
Ante esta respuesta se apoderó de Gabriel un vago terror como si en aquella hora en que él había esperado triunfar, algo intangible y vengativo se dirigiera contra él, haciendo acopio de fuerzas en ese mundo suyo vago y en sombras, preparado para atacarle. Pero se quitó ese pensamiento de la cabeza con un esfuerzo de la razón y siguió acariciando su mano. No le hizo más preguntas porque sabía que ella se lo contaría todo. Su mano estaba cálida y húmeda. No respondía al contacto de la de él, pero él continuaba acariciándola como había acariciado su primera carta aquella mañana de primavera.
Sabía lo que venía después, pero lo dejé ahí. Alcé la vista y le hice una foto al cielo del momento, pensando ya en esta entrada.

20.12.11

Madrid-Málaga

Pensaba hacer una croniquilla de mi semana en Madrid, pero hay otra cosa que se ha impuesto y que me ha sorprendido: mi agrado de pasear esta tarde por Málaga. Esa es la cuestión: cuando tengo Madrid, tengo también Málaga. Cuando no tengo Madrid, no tengo ni Madrid ni Málaga. Son dos ciudades que se complementan a la perfección... siempre y cuando se viva la mayor parte del tiempo en Madrid, como yo hacía antes. Lo suyo es llegar a Málaga con el nervio de Madrid. Mantenerse en Málaga, en cambio, es amojamarse.

4.12.11

Antihomenaje

Mi homenaje, o antihomenaje, al gran Nicanor Parra lo hice mucho antes de que le diesen el Cervantes, aunque lo repito después de que lo haya decidido el juez (aquí se impone el seseo chileno). Era mi último curso universitario y me encandilé con las antologías que había en Cátedra y en Visor: Poemas y antipoemas y Chistes par[r]a desorientar a la [policía] poesía. Mi ejemplar del primero estaba mal: tenía páginas en blanco. Así que me hice con otro y el estropeado lo convertí en un monstruo. He fotografiado algunas de sus páginas: y este es mi homenaje. (Mi principio era hacerle a ese libro todo lo que se le pudiera hacer a un libro; por ejemplo –y esto no se ve– lo tuve veinticuatro horas metido en el congelador).