28.2.09

La menstruación

Se está preparando una revista on-line, creo que de actualidad, y me han pedido que colabore. Lo haré con una sección mensual, titulada "La menstruación". (Seré, pues, un hombre con la regla.) Avisaré aquí cuando salga. Como aperitivo, esta cita de Guido Ceronetti en El silencio del cuerpo:
Cada día, bajo frágiles remedios, en toda la tierra una parte de la humanidad pierde sangre de una oscura herida. El asesino es la Luna.

27.2.09

El ciudadano del mazo

Me gusta esa denominación: "el ciudadano del mazo". No el hombre, ni el tipo, ni el tío: el ciudadano. En La emboscadura he vuelto a encontrarme con la concepción de Jünger: los derechos no son algo que se nos otorga graciosamente, sino algo que conquistamos y defendemos. Aquí lo que hay es una relación de fuerzas; y la ley, en todo caso, es la cristalización del respeto que nos hemos ganado machacándoles el chabolo a los nazis, con la maza. Habla Jünger:
Vamos a suponer que en una ciudad, en un Estado, sigue viviendo un cierto número, por pequeño que sea, de hombres realmente libres. Si eso ocurriera, la violación de la Constitución iría acompañada de un gran riesgo. En este sentido cabría apoyar la teoría de la culpabilidad colectiva: la posibilidad de conculcar los derechos está en relación directamente proporcional a la libertad con que tropieza. En la antigua Islandia, por ejemplo, hubiera sido imposible un ataque a la inviolabilidad y aun santidad del domicilio en las formas en que ocurrió, como mera medida administrativa, en el Berlín de 1933, en medio de una población de millones de almas. Merece ser citado, como excepción honrosa, el caso de un joven socialdemócrata que en el pasillo de su apartamento abatió a tiros a media docena de los denominados "policías auxiliares". Aquel hombre continuaba siendo partícipe de la libertad sustancial, de la antigua libertad germánica que sus adversarios ensalzaban en teoría. Naturalmente, el mencionado joven no habría aprendido eso en el programa de su partido. En todo caso no era de aquéllos de quienes dice Léon Bloy que salen corriendo en busca del abogado mientras su madre está siendo violada.

En el supuesto de que hubiera sido posible contar en cada una de las calles de Berlín con uno de esos casos, con uno solo, de otra manera habrían ido las cosas. Los períodos prolongados de calma favorecen ciertas ilusiones ópticas. Una de ellas es la suposición de que la inviolabilidad del domicilio se funda en la Constitución, se encuentra asegurada por ella. En realidad la inviolabilidad del domicilio se basa en el padre de familia que aparece en la puerta de la casa acompañado de sus hijos y empuñando un hacha.
El terrorismo y la coacción nazionalista existen por dos motivos principales. Primero, porque "nuestros padres mintieron", como escribió Juaristi. Segundo, porque escasean los ciudadanos como el del mazo.

26.2.09

Tres en raya

Hemos tenido la desgracia una vez más (¡nuestro deleznable destino hispánico!) de que la Peor Crisis haya coincidido con el Peor Gobierno y la Peor Oposición. Por ahora nos consuela vernos acompañados por los demás países; pero algo me dice que permeneceremos aquí cuando ellos ya se hayan alejado. La razón es sencilla: no se puede salir indemne de tanta mediocridad.

Me acuerdo de lo que escribió Jünger en La emboscadura: "Una de las notas características y específicas de nuestro tiempo es que en él van unidas las escenas significativas y los actores insignificantes".

25.2.09

Amor por abrazo

Interesante este nuevo ejemplo de la consigna "menos es más", o de su inversa. El famoso poemita de Borges "Le regret d'Héraclite", de la sección "Museo" de El Hacedor, dice en la edición exenta de su Obra Poética (Emecé, 1989):
Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca
aquel en cuyo amor desfallecía Matilde Urbach.
La versión más memorable, en cambio, y que de hecho es la que todo el mundo recuerda (la que viene en el segundo tomo de las Obras Completas de la misma Emecé), dice: "en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach". Como bien señala Ferré en su blog, eso de poner amor en vez de abrazo es una estratagema para seminaristas. En el poema, pues, abrazo, que parece menos, en realidad es (era) más que amor; como cuerpo en mano (o entre los brazos) es más que sentimiento abstracto volando... Siempre me ha gustado la transparencia de tal principio en la frase "te quiero mucho", con ese mucho barroco y sospechoso, ese mucho que, al añadirse, resta.

24.2.09

Monte emblemático



Es curioso, pero hace ya un tiempo que tengo al Mont Ventoux como monte emblemático y nunca me había planteado ir. Ahora sí me lo planteo: algún día iré. Aunque no sé cuándo. Mi única referencia in situ del Ventoux es la de mi amiga Inés, que sí estuvo. "¿Qué te pareció?", le pregunté. "Hacía mucho viento". Me encantó que me lo dijera. Me encantó que el nombre del monte no sea gratuito, que responda a una necesidad. Un monte como el Ventoux debe ser riguroso. Ha de ser un monte serio, si no, no me vale.

* * *
PS. Coincidencia: horas después leo que en el Mont Ventoux están buscando un cadáver.

23.2.09

Triunfo incompleto

No entiendo por qué se dice que el cine español ha triunfado en los Oscar. Lo ha hecho sólo en un cincuenta por ciento. Se lo han dado a Penélope Cruz, vale... ¡pero no a Marujita Díaz!

21.2.09

Corrupción

En España hay tanta corrupción, que cuando salta un caso de corrupción (éste y no aquél; hoy y no ayer ni mañana) suele ser también por motivos corruptos.

19.2.09

Sea breve



Para muchos (¡algunos al menos!) soy creador de opinión y árbitro del gusto, funciones a las que me entrego engolosinadamente. Me encanta pontificar (me encanta el teatro de la pontificación: si yo pudiera, sería el Sumo Pontífice; aunque más del estilo de Adriano VII que de Juan Pablo II —Benedicto XVI me cae bien, por lo feliz que le hacen sus zapatitos). Anoten, pues, mis queridísimos fans, la recomendación de hoy: el álbum doble que le dedicó Ivan Lins al gran Noel Rosa en 1997, Vivanoel. Son dos cedés maravillosos, infalibles, con participaciones especiales de Chico Buarque, Leila Pinheiro, Nana Caymmi, Caetano Veloso... He vuelto a ponérmelo porque anoche mi amiga Roxana dijo la palabra "pelmazo", y me acordé de la mejor canción compuesta jamás contra los mismos, "Seja breve":
Seja breve! Seja breve!
Não percebi por que você se atreve
a prolongar sua conversa mole
(que não adianta)
Seja breve! Não amole!
Senão acabo perdendo o controle
e vou cobrar o tempo que você me deve

Eu me ajoelho e fico de mãos postas
só para ver você virar as costas
E quando vejo que você vai longe
eu comemoro a sua ausência com champanhe
Deus lhe acompanhe!
(vá com Deus) (seja breve)
(e vê se não volta)

A sua vida nem você escreve
E além disso você tem mão leve
Eu só desejo é ver você nas grades
para dizer baixinho sem fazer alarde:
Deus lhe guarde!
(vá com Deus) (seja breve)

Vou conservar a porta bem fechada
com o cartaz: é proibido a entrada!
E você passa a ser pessoa estranha
Meu bolso fica livre dos ataques seus
Graças a Deus!
La versión de Ivan Lins (es la última del primer cedé de Vivanoel) no la he encontrado on-line, pero aquí hay otra, bastante fresca. Y después, nada mejor que escuchar el popurrí de marchinhas de carnaval que ha puesto Helô en su precioso Rio em Disco.

14.2.09

Beato autobús

El Bigotes, desde luego, es la Derecha: ¿pero es esto la Izquierda? Al final va a ser verdad la lucha de clases: están los que tienen y están los que no tienen; y las guerritas entre los primeros son, ante todo, guerritas por la tajada (por más que tiñan de azul o rojo sus escopetas). Pero hablemos hoy de teología, porque Félix de Azúa ha publicado un espléndido artículo. Vuelve Dios, sí: no sólo resucitado por el estólido y apergaminado Berlusconi, sino también por los autobuses ateos, tan beatos. ¿Sabrán estos tiernos espíritus clericales el servicio que le rinden a la Iglesia? Para ésta, el verdadero enemigo no es el ateo (ni el blasfemo ni el apóstata), sino el indiferente. La blasfemia no es más que el reverso mecánico de la oración: y esa simetría que mantiene (inversa, pero diáfana) supone una obediencia a su sintaxis. El blasfemo y el obispo hablan el mismo idioma: y se entienden. Cada vez que el obispo recibe una solicitud de apostasía, descorcha una botella de champán: porque el solicitante está reconociendo, en la práctica, su autoridad; y está contribuyendo a aplazar que la lengua de la Iglesia sea una lengua muerta. El obispo lo sabe, y concede apostasías y excomulga, tan ufano; y brama contra los autobuses. Y los monaguillos que los han fletado se ponen muy contentos, porque han recibido la bendición que anhelaban. Para mí está clarísimo: todo autobús ateo es, de facto, un Papamóvil.

10.2.09

Lectura de desayuno

Ahora me pongo el despertador a las siete y, en vez de desayunar con la prensa, desayuno con la Vida de Samuel Johnson de James Boswell. El mamotreto (¡casi dos mil páginas!) no puede uno llevárselo a la cama, así que lo tengo para después de la cama. Miro el volumen y saboreo de antemano todos los desayunos que me esperan: es previsible que vaya disipándose el invierno durante su lectura. Tras el prólogo, la nota del traductor, la dedicatoria y los avisos a las tres ediciones que el autor (muerto en 1795) pudo cuidar, no tarda en caer la primera perla. Se refiere al padre del biografiado:
Michael Johnson era un hombre robusto y de gran estatura, de ánimo vehemente y espíritu activo, si bien, tal como en las rocas más sólidas se hallan a menudo vetas de sustancia de muy exigua densidad, notábase en él una mezcla de esa enfermedad cuya naturaleza esquiva incluso las más minuciosas indagaciones, aun cuando sus efectos son de sobra conocidos; a saber, el hastío de la vida, el desinterés por aquellas cosas que agitan a la mayor parte de los mortales, así como una sensación de lúgubre desdicha sin motivo. Del padre, así pues, heredó su hijo, amén de otras cualidades, "una aciaga melancolía" que, conforme a la expresión demasiado tajante con que él mismo designaba cualquier perturbación del espíritu, "durante toda la vida lo tuvo loco, o al menos no del todo sobrio, o no muy en sus cabales".

8.2.09

La tijera

Leo en mi viejo ejemplar de La tijera, de Ernst Jünger:
Cada cual es también el autor de su biografía, el biógrafo de sí mismo. Es él quien escribe su propia novela y es consciente de que le está encomendada esa tarea. Eso es lo que explica que casi todo el mundo haya comenzado a escribir alguna vez en su vida una novela.
.....El problema está en cómo le ha salido a la persona singular la exposición de su vida. Es cosa que nada tiene que ver ni con sus circunstancias externas ni tampoco con que su novela tenga un final feliz. El problema está, antes al contrario, en el modo como la persona singular ha administrado sus talentos — y éstos le están dados por anticipado, antes de que ella viera la luz de este mundo.
Y pienso, sin que tenga mucho que ver, que la felicidad es un asunto secundario: lo importante es la vida, y la vida infeliz también es vida. Y que al remolón le aguardan unas cuantas alegrías: las de hacer, y haber hecho, las cosas que aún no ha hecho. (Alegrías que habría agotado ya de haberlas hecho.)

6.2.09

Calefacción parcial

A veces me pregunto qué hubiéramos hecho sin Savater, qué hubiera sido de nosotros sin Savater. Ayer salí a pasear con lluvia y viento. El paraguas se volteaba. Estuve por la zona que arrasó el tornado la otra noche y observaba con prevención las vallas, los árboles, las cornisas. Al mismo tiempo, me encontraba en la confortable sala de la Fundación Juan March escuchando la conferencia que pronunció Savater el pasado 20 de enero: justo el día de la toma de posesión de Obama. Luego me subí al autobús, sin quitarme el shuffle. Y seguí escuchando por el litoral lluvioso. Es una conferencia memorable. Su tema: "El librepensador". Al final, tras un grato recorrido por Voltaire y compañía, habla de qué significa hoy, en España, ser librepensador. Básicamente, el frío absoluto. Cada uno de los dos grandes bloques de poder, con sus cohortes (cortesanas), le hiela el corazón al españolito del bloque contrario; pero se lo calienta al del suyo. Muchos se quejan coquetamente de frío mientras disfrutan de este sistema de calefacción parcial. Al librepensador, en cambio, le hielan el corazón las dos Españas. Aunque, bien pensado, también dispone de una estufita: la del regocijo que le produce contar con Savater.

5.2.09

El héroe madruga

No tengo arreglo: mi idea ahora es meter las conferencias de la Fundación Juan March en el iPod shuffle y llevármelas al gimnasio. Así lo convierto en Gymnasium: mens sana in corpore cultureta. Pero antes las he estado escuchando en casa o de paseo, o sentado al solecito las pocas veces que ha salido. Me lo estoy pasando pipa, la verdad. En mis años estudiantiles fui muy fan de las conferencias, pero tenía completamente abandonada esta afición. Me gustaba el ritual del tipo con el micrófono y la botellita de agua, y su divagar más o menos coqueto. Estaba también el poema de José Emilio Pacheco, "Conferencia":
Halagué a mi auditorio. Refresqué
su bastimento de lugares comunes,
de ideas adecuadas a los tiempos que corren.
Pude hacerlo reír una o dos veces
y terminé cuando empezaba el tedio.
En recompensa me aplaudieron.
¿En dónde
voy a ocultarme para expiar mi vergüenza?
Pero tampoco hay que ponerse así: a mí el tópico me agrada. Y además, no es tan tópico: hoy en día, soltar una perorata a palo seco es pura subversión, aunque verse sobre la recolección del alpiste. Y las que he escuchado, realmente no versaban sobre la recolección del alpiste. Además de la lectura que ya mencioné de Jordi Doce, me he puesto la conferencia sobre su poética. Y dos magníficas de Martínez-Lage, traductor de la Vida de Samuel Johnson (edición Acantilado): una sobre Johnson, otra sobre Boswell. Y dos más conducidas por Rodríguez Rivero: una con Muñoz Molina, otra con Javier Marías. Y una por Juan Cruz con Vargas Llosa, así como la conferencia a solas de éste. Y la de Félix de Azúa sobre el dandy. Y dos de Savater (por el momento, porque hay más): una sobre el teatro, y otra sobre La infancia recuperada. En esta última le acompaña Javier Muguerza, nombre junto al cual vi por primera vez el de Savater, en 1982. Fue en la crítica que Muguerza hizo en El País de La tarea del héroe. Se titulaba "Adversus melancholicos" y la ilustraba una foto de Savater con su barba negrísima de entonces. Yo la recorté por la palabra "melancholicos", tan querida para el adolescente que fui. No sabía que "adversus" significaba "contra", y que el libro reseñado era una celebración, en realidad, de la antimelancolía. Más tarde lo aprendí, y lo celebré yo también. Y disfruté, como pocos libros, La tarea del héroe. En esta conferencia, que es de 1994, dice Savater una frase muy buena: "El héroe madruga". Está hablando de la languidez (contra la languidez) y señala que las novelas de aventuras le gustan porque están llenas de vida y en ellas no hay languidez. "En el mundo de Stevenson nadie duerme por la mañana hasta las once, sino que todos madrugan. Y a mí me gusta un mundo en que la gente madruga". Cuenta también cómo empezó a leer su hijo. Lo había escrito aquí, pero no funcionaba y lo he borrado. Mejor escúchenlo: desde el minuto 45:37 hasta el final. De las más de dos mil conferencias de la Fundación, hay una a la que asistí personalmente: la que dio Torrente Ballester el 5 de diciembre de 1986. Escucho su sonido y trato de recordarme allí. Con ganas de coger el micrófono y decirme tres o cuatro cosas.

4.2.09

El tiempo así, todavía

Uno de los grandes que quedan vivos (¡no hay tantos!) es João Gilberto. Son grandes antiguos: del siglo XX. Los de la siguiente hornada los veremos ya entrado el XXI. Por ahora, todos parecen microbios: en este revoltillo de antes de pasar la criba. Pero está bien así: vernos los contemporáneos con el tiempo sólido, o selvático; abriendo el camino con el machete. Ese es nuestro privilegio: tener el tiempo así, todavía. Metidos en la tontería de las horas. Las horas fauces: tontas y tigresas. Divago, pero yo sólo quería enlazar dos vídeos. (Es fácil divagar.) Dos vídeos: los dos anuncios que ha grabado João Gilberto. Ha tenido un hijo con setenta y siete años y se ve que ha querido ganarse un dinerillo extra para biberones. Brahma. Vale.

2.2.09

Una mente de verano



Qué pesadez de invierno. He leído que Wagner, cuando estaba nublado, insultaba a las nubes llamándolas "malditos sacos de patatas". Lo hacía en el norte, añorando el sur. Pero aquí en el sur llevamos ya meses sin dos días de sol seguidos. Recuerdo que hace unos años pasó algo peor: el sol permaneció sin asomar bastantes semanas. Cuando al fin lo hizo, la gente lo miraba en el cielo con maravillada extrañeza, como si fuese un ovni. Aunque, en realidad, peor es lo de ahora: porque el cabronazo aparece cada cuatro o cinco días, para recordarnos lo gustoso que resulta y mantenernos con la nostalgia y la exasperación los siguientes días grises, fríos o lluviosos. En Málaga, además, no estamos teniendo ni el premio de las nevadas. Nuestro invierno resulta simplemente fastidioso. No es épico, ni bonito. Pero todavía quedan los placeres interiores, de puertas para adendro. Yo ahora (¡cuando el trabajo me deja!) me dedico a ponerme conferencias de la Fundación Juan March, cuya web es una mina. En la lectura poética de Jordi Doce he escuchado precisamente esta frase de Wallace Stevens (usada como cita de "Invernal", pág. 81 de la antología): One must have a mind of winter. Uno debe tener una mente de invierno. Ese es el deber, sin duda. Pero yo la tengo de verano.