23.1.09

Purgatorio

Purgatorio
Leo poquísimo ahora, pero si leo, leo a Houellebecq o Céline (los poemas de Houellebecq, la novela de Céline; el ensayo sobre el nihilismo me lo he dejado para más adelante). Amanecen días grises, he empezado a trabajar (¡me gusta trabajar!) y por la noche, cuando el cerebro ya está hecho cisco, me meto en el gimnasio. Estoy débil, pero me fortaleceré. He sacado mi viejo curso de inglés y tengo dos series, en fila, para irme impregnando del idioma: Retorno a Brideshead y Arriba y abajo (en inglés, con subtítulos en inglés). Me vi Roma completa la semana pasada; después, con mono de romanos, puse el Julio César de Shakespeare (por Mankiewicz) y me aburrió: la HBO ha superado a Shakespeare, sentencié. (El discurso de Marco Antonio, por cierto, lo escuché a la vez que Obama daba su discurso.) Me registré en Facebook hace unos meses y he venido admitiendo a todos los contactos que me lo solicitaban, pero realmente nunca he estado en Facebook. El sábado los borré a todos y ahora aparece: "José Antonio Montano no tiene amigos". En cuanto al blog: los expertos dicen que ya es una moda pasada.

21.1.09

El gozne del tiempo

La fotografía que ha puesto hoy el amigo Francisco Luna en su blog me ha recordado una especie de revelación (o, más modestamente, intuición) que tuve acerca de la esencia del tiempo, hace años. Me encontraba en la mediana de la carretera del paseo marítimo, esperando una remisión en el tráfico, para cruzar. Vigilaba los vehículos que venían hacia mí; pero con el mismo golpe de vista abarcaba los que se alejaban de mí. Estos son como el pasado, pensé. Pero entonces me di cuenta de que los que vienen son como el futuro. Nosotros no vamos hacia el futuro, sino que es el futuro el que viene hacia nosotros: lanzado a toda pastilla, a estrellarse. De esa colisión (de ese estallido) surge el relámpago del presente. Nosotros somos esa colisión: el gozne del tiempo. En nosotros (en cada uno) el tiempo gira y sale rebotado: el pasado es ese rebote. El tiempo no es una carretera por la que caminamos, delante de la cual está el futuro y detrás el pasado. No tenemos que mover la mirada para ver ambas dimensiones del tiempo. No vale, pues, la figura de Jano; ni la del ángel de Walter Benjamin. Mirando al frente vemos tanto el pasado como el futuro. El cosquilleo del instante es el del gozne.

20.1.09

El nacionalismo es un tercermundismo

En Estados Unidos, Obama. Y en España, palurdos a tutiplén. Definitivamente, no cabe ni un idiota más.

19.1.09

El año del cuervo

En homenaje a Edgar Allan Poe, de cuyo nacimiento se cumple hoy el segundo centenario, rescato mi magno poema El año del cuervo (compuesto en el curso académico 1988-1989). Mi paso por la poesía no fue memorable. Pero siempre me asiste el orgullo de haber alcanzado, al menos, la perfección. Aquí no puedo reproducir el poema, pero sí describirlo:

* * *
TÍTULO: EL AÑO DEL CUERVO.

CITAS INICIALES:

Pero en el calendario no faltan fechas y con un poco de imaginación cualquiera de ellas podría adaptarse a un buen propósito.
.....(Italo Svevo, La conciencia de Zeno)

Shape without form, shade without colour,
Paralysed force, gesture without motion.
[Figura sin forma, sombra sin color,
fuerza paralizada, gesto sin movimiento.]

.....(T. S. Eliot, Los hombres huecos)

Toda una tormenta de afirmaciones rebeldes circulan por estas ventanillas tan organizadamente dispuestas.
.....(Fernando Lázaro Carreter, Cómo se comenta un
.....texto literario)

Arde Lorenzo y goza en las parrillas...
.....(Francisco de Quevedo, A San Lorenzo)

Numeran numeran
viva la numeración.

.....(El Puma, Pavo real).

CUERPO DEL POEMA:


Página de El año del cuervo

Doce páginas con el mismo esquema que el de la página de la ilustración (arriba). Sólo cambia el título de cada una y la cantidad de números de la columna de la izquierda. Los títulos (con los números correspondientes entre paréntesis) son, en este orden: Octubre (31), Noviembre (30), Diciembre (31), Enero (31), Febrero (28, más un 29 en cursiva), Marzo (31), Abril (30), Mayo (31), Junio (30), Julio (31), Agosto (31) y Septiembre (30). En el extremo inferior derecho de cada página va escrito, en cursiva: Nunca más.

EPÍLOGO:
MÉTODO DE COMPOSICIÓN


Si algo hay evidente es que un plan cualquiera que sea digno de este nombre ha de haber sido trazado con vistas al desenlace antes que la pluma ataque el papel.
.....(E. A. Poe)

Mi intención era escribir, coincidiendo con mi último año universitario, un largo poema que lo simbolizase: no sólo a ese año, sino a todo año posible. Tendría trescientos sesenta y cinco versos, uno por cada día (más otro adicional para los años bisiestos), y estaría dividido en doce partes, una por cada mes. Pensaba realizar así el viejo sueño mallarmeano: obtener el poema total, que lo contuviese todo (en espacio y tiempo). Sería una obra exclusivamente cerebral, en la que también quería rendirle tributo al Octavio Paz de Piedra de sol y, sobre todo, a Edgar Allan Poe, en cuyo honor escogí el Cuervo del título y la frase “Nunca más” que se repite obsesivamente al final de cada apartado. Al tiempo que cifraba el año, me despedía de él.

Me dispuse, en primer lugar, a diseñar los moldes: las parrillas que albergarían los versos. Lo único que tendría que hacer luego sería ir rellenándolas día a día, tras someter cada jornada a un proceso alquímico que destilase su esencia (transmutada en oro). Pero cuando terminé de construir la estructura me di cuenta de que el poema ya estaba acabado. Ningún verso podría añadirle perfección, sino robársela. Di entonces el año por perdido, y también mi vida entera.

Había alcanzado la perfección y yo no estaba en ella. La estructura perfecta me había desplazado —expulsado— de mi obra: yo le estorbaba. Todo lo que hiciera a partir de ese momento sería, desde el punto de vista de la Belleza, un paso atrás. Pero me había salido también el mejor homenaje a Poe posible: en su pura desnudez, en su aislado grito al pie de las cifras y el abrumador blanco, había escrito, esta vez sin pretenderlo, un poema de terror.

(Sólo me quedaba buscar las citas convenientes y escribir este epílogo.)

17.1.09

Simplicidad

Como antibarroco que soy (y si no lo soy —si no logro serlo—, proclamo que ésa es mi aspiración), leí ayer con interés el artículo de José Antonio Garriga Vela en el diario Sur, "Manual de la simplicidad". Se refiere en él a un libro que al parecer ya es famoso, pero cuya existencia yo desconocía: Las leyes de la simplicidad, de John Maeda. Pinta bien su índice, con ese toquecito entre estimulante y pueril de los manuales de autoayuda:
Simplicidad = Equilibrio
Ley 1. Reducir
Ley 2. Organizar
Ley 3. Tiempo
Ley 4. Aprendizaje
Ley 5. Diferencias
Ley 6. Contexto
Ley 7. Emoción
Ley 8. Confianza
Ley 9. Fracaso
Ley 10. La Única
Clave 1. Lejos
Clave 2. Abrir
Clave 3. Energía
Vida.
En el blog del autor se puede leer sobre esas diez leyes y esas tres claves (está en inglés: ¡a practicar!).

15.1.09

Houellebecq declara su nombradía

Este año he incorporado alegremente, con esa alegría con que los artistas pisamos (cuando optamos por ello) la tierra común, dos clásicos de las New Year's Resolutions: me he apuntado a un gimnasio y me he propuesto avanzar en mi renqueante inglés. Otro propósito es seguir repasando la gramática española, por ver si alcanzo a merecerme mi título de filólogo (lo obtuve en la Universidad de Málaga: o sea, que no vale un duro). Y otro: trabajar, para atravesar la crisis con dinerito en la cartera. En cuanto a lecturas, empiezo por una tríada nihilista: Viaje al fin de la noche de Louis-Ferdinand Céline (¡imperdonable laguna!); Nihilismo y modernidad. Dialéctica de la antiilustración, que me envió su autor, el filósofo Vicente Serrano; y Supervivencia, que contiene tres libros de poesía de Michel Houellebecq: Sobrevivir, El sentido de la lucha y La búsqueda de la felicidad. Me he leído ya el primero, que, más que un libro de poemas, es una especie de manual de instrucciones (en prosa) para poetas. Todos los consejos pueden resumirse en este:
El primer paso de la trayectoria poética consiste en remontarse al origen. A saber: al sufrimiento.
El sufrimiento, en efecto, es lo que articula la visión del mundo de Houellebecq que aparece aquí. De él debe nutrirse el poeta (desnutriéndose):
En el momento en que suscitéis en los demás una mezcla de horrorizada compasión y desprecio, sabréis que vais por buen camino. Podréis empezar a escribir.
Al leerlo he tenido presente un poemita de Borges en el que me fijé este otoño, "El poeta declara su nombradía" (sección "Museo" de El Hacedor):
El círculo del cielo mide mi gloria, las bibliotecas del Oriente se disputan mis versos, los emires me buscan para llenarme de oro la boca, los ángeles ya saben de memoria mi último zéjel. Mis instrumentos de trabajo son la humillación y la angustia; ojalá yo hubiera nacido muerto.
Decía Arcadi Espada que Houellebecq es de los que confunden sus crepúsculos personales con crepúsculos colectivos. Quizá sea cierto; pero, en este caso, se trata de un crepúsculo succionador.

11.1.09

Decepción

Menuda decepción anoche: volví a ver una de mis películas favoritas "de todos los tiempos", Monsieur Hire, y me pareció floja. Estoy desconcertado. Y fastidiado además. Algo se ha extinguido irremisiblemente. La he tenido casi veinte años en la memoria, realzada, y anoche comprendí que no se lo merecía. El equívoco viene de que no había regresado a ella desde entonces. Y de que en aquel mismo ciclo de cine francés me conquistó otra, Cuento de invierno, que sí he vuelto a ver montones de veces y que sigo adorando. Si la de Eric Rohmer había resistido las revisitaciones, daba por hecho que la de Patrice Leconte las resistiría también. Durante muchos años no la volví a ver porque no tuve posibilidad. La conseguí al fin hace unos meses. Y anoche me la puse aprovechando que acababa de leer la novela de Georges Simenon en que se inspira, La prometida del señor Hire. La lectura se vio oscurecida por el recuerdo de la película... pero después, tras verla de nuevo, he comprobado que la novela es mejor. Las dos, sin embargo, han resultado inferiores a la película que recordaba. Ésta es la que se ha perdido para siempre. Y la historia de Monsieur Hire en general. De la película, al cabo, quedan sólo las apariciones de la guapísima Sandrine Bonnaire (¡eso fue lo que debió de engatusarme entonces!); y de la novela, algunos párrafos de Simenon. Como estos:
Pero toda esa agitación se producía más allá de aquellas paredes. En la habitación no había más que un bloque de silencio, compacto, uniforme y sin fisuras, y el señor Hire, sentado delante de su taza vacía, apuraba el bienestar que le procuraba el calor del café.

Se sucedían sin interrupción las puertas, la barandilla de pino americano y las botellas de leche en los rellanos. Y todo esto iba acompañado de ruidos. Por todas partes la gente se movía al otro lado de las paredes y algunos ruidos evocaban esfuerzos titánicos. Sin embargo, sólo eran los inquilinos, que se vestían.

La luz era cruda, tal vez porque la bombilla carecía de pantalla. Las líneas se recortaban con nitidez y los colores ofrecían un vivo contraste. Con el hule, la mesa parecía un rectángulo tan duro y frío como una lápida.

8.1.09

Consagración indie

Bueno, bueno, resulta que he entrado indirectamente, por medio del libro que traduje, Bossa Nova, en el top indie. Aparece segundo en el apartado de "Libros Pop" de las listas de lo mejor de 2008 del Rockdelux de enero (n. 269):
01. Por favor, mátame. La historia oral del punk, Legs McNeill & Gillian McCain (Discos Crudos).
02. Bossa Nova. La historia y las historias, Ruy Castro (Turner).
03. Último tren a Memphis. Elvis: la construcción del mito / Amores que matan. Elvis: la destrucción del hombre, Peter Guralnick (Global Rhythm).
04. Historia del rock. El sonido de la ciudad, Charlie Gillett (Ma Non Troppo-Robinbook).
05. Dylan sobre Dylan. 31 entrevistas memorables, Jonathan Cott (Global Rhythm).
06. Touching From A Distance. La vida de Ian Curtis y Joy Division, Deborah Curtis (Metropolitan).
07. Bird. El triunfo de Charlie Parker, Gary Giddins (Alba).
08. Más oscuro que el profundo mar. En busca de Nick Drake, Trevor Dann (Metropolitan).
09. Los maestros del jazz, Lucien Malson (Alba).
10. Entre bastidores. De viaje con el grupo Love, Michael Stuart-Ware (Metropolitan).
11. The Stooges. Combustión espontánea. Un instante de eternidad y poder (1965-2007), Jaime Gonzalo (Discos Crudos).
12. Los manuscritos de un EMCEE muerto, Saul Williams (Visor).
13. New wave & post-punk. 1978-1984, Varios (T&B Editores).
14. ¡Rock, acción! Ensayos sobre cine y música popular, Varios (Avantpress).
15. R. Crumb. Recuerdos y opiniones, R. Crumb y Peter Poplaski (Global Rhythm).
Ya me han pedido mis fans que me ponga gafas de pasta (¡ya las tengo!) y camiseta a rayas (¡aún no!)...

6.1.09

Carbón

¡Ah, qué maravilla! ¡Qué regalo me he hecho sin querer esta mañana! Tuve la idea de buscar unas frases de Thomas Bernhard contra los niños, para bajarles los humos hoy a nuestros perversos polimorfos, eufóricos con sus juguetes, despiadadamente felices en las casas y en las calles, echarles unas paletadas de carbón a estos implacables neroncitos y caligulitas, y de pronto, picoteando en el libro, me ha invadido a mí también la felicidad. Me he carcajeado a tope y me he sentido resucitado, como quien dice; con la sangre a cien por el scalextric de mis venas. Lo gracioso es que los pasajes que buscaba (el que decía "una mujer piensa que ha tenido un niño, pero ha tenido un octogenario que va meándose por las esquinas" y el que terminaba con lo de "y al final siempre aparece el niño con el dibujito") no los he encontrado, porque deben de estar en el otro libro de conversaciones con Bernhard, el de Kurt Hofmann en Anagrama, que yo no tengo. Ha sido el repaso al que tengo, el de Krista Fleischmann en Tusquets (Thomas Bernhard. Un encuentro: la mejor introducción posible e imposible a Bernhard, como ya aconsejé en mis "Instrucciones para leer a Bernhard"), el que me ha alegrado la mañana de Reyes. Copio algunos fragmentos, ensartados en gozosa chorizada (habla Bernhard):
Yo mismo me río a veces con ganas, pienso, bueno, es para partirse de risa. Pero a veces es la gente la que, cuando yo me río a carcajadas —ya mientras escribo, o también luego, al leer las pruebas, me río a carcajadas—, encuentra que no hay motivo para reírse. La verdad es que no lo comprendo. Si se lee Helada, por ejemplo, ya desde el principio doy continuamente materia cómica. En realidad es, a cada instante, para soltar la carcajada. Pero no sé, ¿es que la gente no tiene sentido del humor o qué? No lo sé. A mí siempre me ha hecho reír, me hace reír todavía. Cuando me aburro o cuando, por alguna razón, atravieso un periodo trágico, abro un libro mío y eso es lo que más me hace reír. ¿O no comprende que ocurra así?... Eso no quiere decir que no haya escrito también frases serias, para unir las cómicas. Es el aglutinante. Lo serio es el aglutinante del programa cómico. Aunque, naturalmente, se puede decir también que se trata de un programa cómico-filosófico, que de algún modo inauguré hace veinte años, cuando empecé a escribir. [...] Todo es exageración, pero sin exageración no se puede decir nada, porque, sólo con que levante un poco la voz, en realidad se trata ya de una exageración; si no, ¿por qué la levanta? Cuando se dice algo, es ya una exageración. Aunque sólo se diga: no quiero exagerar, eso es ya una exageración. [...] Un día no se puede medir. Si uno mismo se siente como si sólo le quedara un día por vivir, le da completamente igual que alguien se lo diga, y entonces estará contento cuando el día haya terminado. Puede ser. Cuando duermo bien y me siento bien en la cama, no me irrito. Pero estar echado no es agradable ni sano, hay que levantarse enseguida porque si no, se tienen pensamientos estúpidos..., de carácter físico o espiritual, ¿no? Hay que saltar inmediatamente de la cama. [...] El dominio de sí mismo es algo muy hermoso, creo, algo muy importante. Porque si uno no se domina en absoluto, está perdido en cualquier caso, y eso viene a añadirse además. Si uno se deja llevar, está listo, como suele decirse, es lo mismo que un carro que va hacia el abismo sin conductor: es de prever que terminará destrozado. [...] Soy muy religioso, pero sin creer en nada. Eso es posible. La religión no está ligada necesariamente a una creencia. Eso sólo ocurre con las verdaderas religiones, que están patentadas. La asociación de religiones patentadas trabaja con creencias, pero yo no las necesito. No necesito que me registren con un número. Ése es el Dios fabricado con licencia, ¿no? Pero no tiene por qué ser así. [...] Bueno, la inteligencia no vale nada mientras no se convierte en palabra, porque inteligencia hay por todas partes. El mundo entero se ahoga casi de inteligencia. Pero la inteligencia sólo vale algo cuando se convierte en palabra, y más bien en palabra hablada, porque vive. [...] Con el calor tan agradable que hace en Palma. Lo que más sentido tiene aquí es el calor en noviembre, ¿no?, por eso vienen todos esos viejos. Yo también me siento viejísimo. Soy un escritor clásico, viejísimo, por eso vengo aquí..., a la cálida estufa del Mediterráneo. [...] Sí, porque el estilo del libro [Tala] es también un tanto excitado, musicalmente hablando; por razón del contenido no se escribe algo así con tranquilidad sino en un estado de cierta excitación. No se puede escribir eso con tranquilidad, como una prosa clásica, sino que, en cuanto se sienta uno, se siente ya excitado por la idea y, cuando empieza a escribir, el estilo lo excita ya a uno. Está escrito en un estilo excitado... [...] La excitación es un estado agradable, hace circular la sangre estancada, palpita, aviva y entonces hace libros. Sin excitación no hay nada, lo mismo da que se quede uno en la cama. En la cama (se ríe) es una diversión excitarse, ¿no?, y en un libro ocurre lo mismo. Escribir un libro es también una especie de acto sexual, mucho más cómodo que antes, cuando, naturalmente, se hacían esas cosas; mucho más agradable que irse a la cama con alguien. [...] Los niños son malvados, los seres más malvados que existen. El viejo, se dice, vuelve a ser niño; así pues, recobra la maldad de la niñez y tiene además la terrible maldad de la vejez, que es el mayor atractivo de las personas. Los viejos sin maldad son insoportables, lo mismo que los niños sin maldad. Un niño bueno es para estrangularlo y un viejo lo mismo. [...] Voy entrando lentamente en la maldad de la vejez. Ése es también el atractivo de mis libros, que sin duda serán cada vez más malvados. Espero vivir todavía algunos episodios. Quedan episodios todavía más importantes, que podría describir y que quiero describir. [...] Como soy curioso, y malvado, y, en el fondo, un trampero, sólo puedo aspirar a ser lo más viejo posible, y lo más malvado posible, y a escribir lo mejor posible. Pero eso no plantea ninguna dificultad, porque si se hace lo mismo durante treinta años, se vuelve uno siempre mejor. Es como los pianistas... como los violinistas no, porque se les debilita el brazo..., pero a un escritor no se le debilita por lo general el cerebro. [...] Los niños quieren tender trampas a todos, ¿no? En ese sentido sigo siendo niño, de manera que tiendo trampas y la gente cae en ellas a tientas y, si se quiere, eso es la gran juerga. ¿O es que conoce a alguien (se ríe) a quien no divierta eso, cuando puede y tiene ocasión? [...] Me gusta mucho vivir, no conozco a casi nadie a quien le guste vivir más que a mí y esté también tan lleno de maldad, de trampas, de falta de nobleza, y se alegre todos los días de vivir y desee a todos los demás que sean así también y que vivan. Pero si la gente no hace eso y se cubre con el manto de la hipocresía y de la falta de nobleza, es cosa suya. [...] Todo ser humano necesita mantos, porque si no, se muere de frío, y el mundo es una especie de invierno. [...] A mí me interesa escribir, hacerlo, que no se pierda y que me den un dinero. [...] Todo lo que se aprende tiene, naturalmente, una gran influencia en lo que se hace. También he estudiado comercio, y eso ha desempeñado siempre un gran papel. Y he aprendido también jardinería, y he aprendido a conducir camiones, de esa forma he conocido también a las personas. Así se cierra el famoso círculo, y entonces se escriben libros relativamente buenos... Yo no pertenezco a los escritores, y nunca me he sentido tampoco como tal. [...] Siempre he sido, en el fondo, un hombre real. Esa clase de escribiduría a la que usted se refiere, creación o como se llame, tiene poco que ver con la realidad y carece de todo valor. Eso se ve en cuanto se abren los libros. Se escriben casi exclusivamente cosas sin valor, por personas que están en alguna parte en una vivienda de protección oficial, tienen una pensión y allí están con sus pantuflas, y tienen sus ficheros y hacen libros como cosen las costureras. [...] Siempre he sido una persona libre, no tengo ninguna pensión y escribo mis libros de una forma totalmente natural, de acuerdo con el curso de mi vida, que le aseguro es distinto del curso de la vida de todas esas personas. Sólo quien es de veras independiente puede realmente, en el fondo, escribir bien. Porque cuando uno depende de lo que sea, se nota en cada una de sus frases. La dependencia paraliza cada frase que se escribe. Por eso no hay más que frases paralíticas, páginas paralíticas, libros paralíticos, sencillamente porque la gente es dependiente: una esposa, una familia, tres hijos, el divorcio, un Estado, una empresa, un seguro, el jefe. Ya pueden escribir lo que quieran, la dependencia se nota siempre, y por eso es malo, está paralizado, paralítico. [...] A los artistas hay que cerrarles y prohibirles por completo las puertas que quieran atravesar. No se les debe dar nada, sino ponerlos en la calle. Eso no se hace, y por eso hay aquí un arte malo y una literatura mala. [...] ¡Ningún patrocinio de las actividades artísticas! Todo tiene que mantenerse por sí mismo. Tampoco se debe subvencionar a las grandes instituciones. Hay que seguir el principio mercantil de "devora o muere". Por eso aquí todo lo cultural está destruido, porque se subvenciona todo. Por muy grande que sea la idiotez que uno haga, le lloverán las subvenciones y lo echarán a perder. [...] Eso es lo bello de mis libros, que no se describe en absoluto lo bello, y por eso surge por sí mismo. Y, en el caso de los que sólo describen cosas bellas, los libros son todos feos y horribles. Así veo yo la literatura. [...] Habría que suprimirlo todo, toda subvención. Cada uno debe hacer lo que pueda y dejar en paz al Estado. Hay que suprimir las ayudas. Lo que no funciona, no funciona. La gente sólo se vuelve perezosa y débil si se le da algo. Si tienen que trabajárselo, entonces son fuertes. Es como los músculos, se aflojan por completo. [...] Lo deliberado nunca acierta. Podría ser un proverbio de Angelus Silesius: "No te detengas, vengas de donde vengas". "Lo deliberado nunca acierta." Lo mejor es no querer nada y hacer algo para sí mismo, en lo posible. Cuando se hace algo para los otros, se trata de una hipocresía o de un momento de debilidad. [...] El mundo consiste en golpear. Si alguna vez, en algún sitio, no se golpea, uno se convierte en partículas de polvo y ya no está allí. Y precisamente los que hablan siempre de que hay que tener consideración y no hacer nada son los que golpean con especial placer. Desde luego, por atrás. Esa gente tiene un gigantesco martillo, pero detrás del telón. Por delante pone un rostro amable, y por detrás golpea. [...] El que existe tiene que golpear en algún momento. Hay que defenderse ya de niño. Te lanzan al cochecito algún juguete y, si no se los tiras a la cara con suficiente frecuencia a tu madre o tu padre, a las personas que te molestan, ya de niño de hundes, te vuelves raquítico y se acabó. Eso lo conservamos como método. [...] Siempre me alegra cuando me golpean, porque entonces puedo devolver triplicados los golpes, y eso lo hace a uno fuerte. Si no, los músculos desaparecerían por completo. [...] Continuamente hay cosas que me chocan. Lea mis libros: son una colección de millones de choques. Se trata de alinear no sólo frases sino choques recibidos. Un libro debe ser un choque, un choque que no puede verse por fuera. [...] Si uno piensa que escribe un libro, y que escribe un libro sólo para sí, y que luego lo leerá su abuela y su abuelo y algún estúpido germanista, eso resulta demasiado poco. Irradiar y no sólo al mundo entero, sino universalmente. Cada palabra es un acierto, cada capítulo una acusación al mundo y todo junto una revolución mundial total hasta la extinción total. Pero ¿qué quiere decir extinción? Renacimiento de lo nuevo. Eso lo sabe usted. Donde hay un fin, como se dice siempre, hay también un principio. [...] Lo áspero y lo severo me han resultado siempre agradables. Siempre me ha gustado tener a mi alrededor personas ásperas y severas. Para que contrastaran conmigo, porque yo he sido siempre cualquier cosa menos áspero y severo. Siempre hay que ir a donde hay un contraste. Yo soy más bien ligero y natural, superficial la mayor parte del tiempo, porque si no, no aguantaría, o casi siempre superficial, aunque a veces se vea uno forzado a la profundidad, pero no hay que preocuparse.

5.1.09

La esperanza (2)




Visitando la exposición La esperanza, de mi amigo Losada, el pasado 22 de diciembre. Si pasan por Córdoba antes del 17 de enero, no se la pierdan.

4.1.09

La posibilidad de una isla

Continuando la gustosa costumbre de 2006 y 2007, Hervás me ha mandado un cedé con la selección de las mejores canciones de los discos que se ha comprado durante 2008. Lo recibí el 31 de diciembre y lo escuché por primera vez en Nochevieja, al acostarme tras las uvas, el champán y las discretas disipaciones. No he parado de ponérmelo desde entonces. Así pues, esta ha sido la banda sonora de mi comienzo de año:

1. La Possibilité D'Une Île / Carla Bruni
2. La Distancia Adecuada / Christina Rosenvinge
3. Yesterdays Tomorrows / Tindersticks
4. The Youth / MGMT
5. Soul On Fire / Spiritualized
6. S.A.D. Light / Glasvegas
7. Prelude / Get Well Soon
8. Kids / MGMT
9. Take Me to the Riot / Stars
10. Maladies / Windsor For The Derby
11. Crime / Najwajean
12. Little Ghost / I'm From Barcelona
13. Witches! Witches! Rest Now In The Fire / Get Well Soon
14. Come On Over (Turn Me On) / Isobel Campbell & Mark Lanegan
15. Stranded Pearl / Giant Sand
16. An Eye In The Forehead / Remate
17. Spirit Fade / Windsor For The Derby
18. Music Killed Me / I'm From Barcelona
19. The Empress / Brett Anderson
20. Stabbed / Glasvegas.

Todas las canciones me encantan, pero las primeras son especialmente deliciosas: la adaptación de Carla Bruni del poema de Houellebecq y "La distancia adecuada" de Christina Rosenvinge, uno de cuyos tres vídeos Hervás ha puesto en su blog.

2.1.09

Normalito

Salió normalito en la encuesta (51 de 186, el 27%). En cuanto a lo que yo voté: fue, por supuesto, catastrófico —en parte por sinceridad, en parte por coquetería. Normalito no ha sido mi año; ni maravilloso. Bueno puede que sí. Y malo. Pero lo más ajustado sería catastrófico, sólo que matizándolo con un adverbio: porque mi año ha sido luminosamente catastrófico. (¡Esto sí es coquetería!)